Hace unos días escribí en el instagram: “El cuerpo que se va acomodando a este nuevo medio reaccionando de formas diferentes”. ¡Qué difícil escuchar el cuerpo y observar la mente!
Como explica Ale en su entrada, enero ha sido un mes intenso emocionalmente y mi cuerpo (que casi nunca enferma y sigue fácilmente el ritmo que mi mente le exige) ha ido mostrando pequeñas señales de agotamiento: faringitis, afonía, vómitos y finalmente una lesión de rodilla.
Mi cuerpo se ha encontrado con una mente rígida.
1. Las expectativas del viaje; esperaba un viaje ideal, experiencias, deporte, sensaciones, emociones y con algunas dificultades que fácilmente podría gestionar.
2. Mis creencias de hacer, hacer y hacer, vinculadas al ritmo frenético de Barcelona de no parar, de estar ocupada y “aprovechar” el tiempo.
3. Comparaciones con otras personas que conocemos que han hecho viajes similares, ¿cuántos km al día hacen? ¿dónde dormían? ¿cuánto tiempo les tomó?
Entonces, ¿Cómo se prepara mentalmente una persona para hacer un viaje de un año? ¿Qué significa un año? ¿qué significa viajar? ¿cómo se siente un año? Todas estas preguntas se me han ido apareciendo des de que decidimos hacer el viaje y aún sigo preguntándomelas.
Ahora, a 17 días de haber empezado el viaje me duele la rodilla, tanto, que hace una semana que no puedo pedalear. Llevamos unos días descansando, hemos tomado algún tren para avanzar kilómetros y casi sin andar. Y me duele.
Y aquí, con esta situación, me pasan cosas. Muchas cosas. Y pienso en qué debo aprender de esto, seguro que debe haber alguna explicación, algún aprendizaje, y vuelvo a lo de antes. Todo tiene que servir para algo.
Me he dado cuenta que estoy de duelo.
Lo explico.
Normalmente el duelo se asocia a la pérdida de alguien importante para nosotros. Pero también sirve para explicar lo que nos pasa cuando perdemos algo importante para nosotros, cuando perdemos la salud, cuando se rompen unas expectativas, cuando perdemos capacidades, entre otras cosas. Es un proceso normal que toooodas las personas vivimos en mayor o menor medida en muchas situaciones cotidianas.
En 1969 la psiquiatra Elisabeth Kübler Ross describió la teoría de las 5 fases del duelo, estas fases explican cómo se sienten las personas en distintos momentos después de la pérdida. No son fases lineales ni todas las personas pasan por todas las fases.
La etapa de la negación es habitualmente la más inicial, no ver, no querer pensar en lo que ocurre. El dolor de rodilla me apareció poco a poco un día (después de haber vomitado y no tener energía me prestaron una bicicleta menos pesada), dos días después, con dolor más intenso, yo quería creer que seria transitorio, que no pasaba nada, que podía seguir pedaleando aunque me doliera. “Mañana dolerá menos, quizá desaparece”.
Tres días después apareció la etapa de la rabia, enfado y frustración ya que el dolor me paraba, no me dejaba seguir pedaleando. Sentía mucho enfado conmigo misma, por haber utilizado una bici que no era mía, por no haber cogido el tren, por no haberme respetado lo que yo necesitaba, por no escuchar mi cuerpo, por presionarme…
Paralelamente aparecían pensamientos de la etapa de la negociación; ¿y si? ¿y si hubiera cogido ese tren en ese momento cuando paramos al lado de la estación? ¿y si no hubiéramos ido acompañados quizá me hubiera respetado más? ¿y si hubiera hecho más bicicleta el último mes? En esta fase se fantasea que pudiera haber sido diferente, de volver al pasado, a ese momento concreto y cambiarlo para evitar lo sucedido.
Siete días después de tener que parar, finalmente contacté con la etapa de la tristeza. En el momento en que fui al fisioterapeuta de Bari me dí cuenta del dolor físico y emocional, de cómo iban a tener que cambiar los planes estas próximas semanas para cuidar mi rodilla. Pude ver el dolor, he podido ver la rodilla que hasta ahora no podía ver. Lloré de darme cuenta de lo que le había exigido a mi cuerpo y de que finalmente este ganaba la batalla, que no podría seguir pedaleando durante unos 10 días.
Por último, queda la etapa de la aceptación. Aprender a vivir con esta nueva situación, adaptarse, aceptarlo y seguir adelante. No estaba segura de cuándo ni cómo iba a llegar esta etapa, mi objetivo al fin era que podría adaptar el viaje a mi rodilla, y no la rodilla al viaje.
Finalmente, des de Durrës (Albania), puedo decir que me siento más tranquila, disfrutando unos días de esta última etapa de aceptación, aunque deseando la pronta recuperación y volver a pedalear. He sentido el acompañamiento de Ale, que me ha repetido incansablemente que lo importante es la recuperación de la rodilla, de escuchar el cuerpo… Qué importante es tener un buen acompañante. Gracias morsito.
¿Qué aprendizajes estoy sacando?
No todo sale según lo previsto.
Las exigencias y presiones a las que nos sometemos, por nosotros mismos y hacia los demás.
No empujar el agua del río.
Disfrutar del descanso y el no hacer.
Equivocarse y seguir aprehendiendo (aprender+interiorizar).
Que interesante me parecen tus reflexiones AIDA. Que gran suerte tienes de tener al lado una persona como Ale que a pesar de todos los múltiples factores que van surgiendo los sabeis gestionar y sacarles la parte positiva.
Crees que esto también podría llamarse resiliencia?
Os estimo, os admiro y finalmente os deseo mucha suerte en vuestra aventura de la vida. ❤️